A Tiro de Piedra
Por Julian Santiesteban
El elector goza del sagrado privilegio de votar
por un candidato que eligieron otros
Ambrose Bierce
Dice el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, que no da, ni dará, “línea” para definir a los candidatos del Partido Acción Nacional (PAN) en los procesos electorales de 2021 y 2022, aunque reconoció que sí “dará su opinión” con base en las probabilidades de los aspirantes a los diferentes cargos de elección popular. ¿Será lo mismo?
No necesariamente, pero habría que decir, en estricta sinceridad, que después de la “opinión” del gobernador, poco es lo que pudiera decirse en contrario como “contra línea”, pero Carlos Joaquín González insiste en que las candidaturas no se asignarán como en gobiernos anteriores. Cree –o por lo menos en el discurso lo sostiene- que se trata de viejas prácticas; aunque también se puede afirmar que, si se observa toda la ruta crítica de las decisiones, no hay mucha diferencia. Aunque sí la hay.
Es la primera vez que, de manera clara, concreta y directa, el mandatario acepta la parte política de los procesos electorales por venir en la que sí intervendrá. A pregunta expresa del escribiente, dijo que, para la definición de candidaturas, “dará su opinión” sobre las probabilidades de triunfo de los aspirantes, pero que ningún espacio se asignará “sólo por la simpatía del gobernador.”
En varios momentos de la entrevista que le hiciéramos este miércoles, junto con los colegas Anwar Moguel y Carlos Pérez Zafra, el mandatario dijo que buscará “que haya apertura, diálogo y que, quien quiera participar lo haga basado en sus reales posibilidades, reales ofertas a una sociedad. Sí, participo con los aspirantes del PAN en dar mi opinión, esa es la parte en la que yo intervengo…soy muy objetivo, soy contador público, me gusta mucho el esquema de los números, porcentajes reales, posibilidades reales, que son las que permiten tener una opinión objetiva, no sólo subjetiva, que sea porque quiero, me da la gana, eso definitivamente no.”
Desde su perspectiva, y sin dar nombres, dijo que el PAN tiene posibilidades reales de triunfos diversos, porque ve “esquemas” diferentes a los que hubieron en la competencia de 2018 –sin mencionar tampoco lo evidente, que el ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador no estará en la boleta y que su popularidad no incidirá tanto como entonces-; pero en definitiva, Joaquín González asegura que para la definición de los candidatos el factor principal serán las probabilidades de triunfo antes que la simpatía del gobernante.
Hasta ahí el esquema que pareciera diferente, que sean los porcentajes y no las simpatías las que definan; pero ¿en qué parte parecen lo mismo, las decisiones actuales y las de antaño? Pues en que, antes de definir una candidatura siempre se han hecho mediciones y, es común que a quienes se desea favorecer, se les mande a encomiendas que les permitan sobre exposición pública, se les presenta en todo tipo de eventos con medios y velada o abiertamente se promociona su potencial y capacidades, para que, en las encuestas, de manera natural salgan favorecidos.
En la víspera de sus dos últimas elecciones, Carlos Joaquín González recuerda que, en Quintana Roo, actualmente tienen participación en los gobiernos locales siete fuerzas políticas y como antecedente de que no intervendrá en los procesos, recuerda que el mismo presidente se lo reconoció públicamente en alguno de sus viajes al estado; sin embargo, a la vista de lo dicho y de los hechos, no parece haber mucha diferencia, particularmente porque los actores políticos que están ya en la competencia, son los mismos de los últimos años y, aunque el discurso parece renovado, las costumbres son las mismas. Además, la frase del gobernador es lapidaria desde ahora, antes de “opinar” sobre los futuros candidatos: “ya los estamos midiendo”, con eso en la víspera, no hay “línea” que sea necesaria.
COMENTARIO MORBOSO
A propósito de mediciones, hay fenómenos que tienden a perderse de vista y que, sin la acción de las autoridades, se agravan. Tal es el caso del evidente descuido del tema de seguridad en Isla Mujeres. Un gobierno que se ha mantenido estable durante más de cuatro años, con Juan Carrillo Soberanis al frente, ha entrado en las complicaciones de un fenómeno que es el gran pendiente nacional, pero que en esa demarcación se había mantenido relativamente estable.
Sin embargo, algo ha ocurrido en esa demarcación, justo al final de la administración de uno de los últimos militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con encargo público en Quintana Roo, la acción del crimen organizado, las ejecuciones, asaltos y robos se han disparado, a pesar de que recientemente hubo cambio de responsable de la Policía Municipal.
Aducir que la parte continental de Isla Mujeres se “ha contaminado” por su vecindad con el municipio de Benito Juárez sería injusto. Ciertamente, Cancún es la ciudad con mayor número de delitos, pero el otro municipio aledaño, Puerto Morelos, se ha mantenido relativamente libre de la criminalidad que asuela la zona norte quintanarroense, ¿entonces qué ocurre, por qué la ineficacia? ¿hubo descuido y desinterés? Carrillo Soberanis dejará el cargo en menos de un año. Se supone que buscaría otros espacios en la administración pública. Con esa tendencia, difícilmente. Ya le daremos seguimiento, pero lo que en realidad urge, es que ahí en Isla Mujeres hagan algo. Alberto Capella Ibarra no da resultados en ninguna región del Estado, pero los municipios deben seguirse esforzando; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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