El Minotauro
Nicolás Durán de la Sierra
Con una misma meta, la de salvaguardar la paz social del Estado y, de hecho, casi con los mismos elementos, no resulta extraño que todas las iniciativas en materia de seguridad pública se parezcan. No obstante, verdad de Perogrullo, no son iguales y una prueba de ello es la Ley de Seguridad Ciudadana que la gobernadora Mara Lezama recién enviara a la cámara de diputados.
Esta iniciativa, de 342 artículos, entró en análisis desde el martes y en ella destaca la creación, en la propia Secretaria de Seguridad, de una policía de “proximidad social”, una unidad cercana a la gente que detecte y estudie focos de violencia y vaya a sus causas más allá de lo evidente; sería algo así como un cuerpo de policía inteligencia que busque la prevención del delito.
Destaca asimismo la instalación de una Universidad de Ciencias y Disciplinas de Seguridad, la que daría mayor rango a la actual Academia de Policía, aunque no aclara si supliría a la licenciatura en Seguridad Pública que da la universidad estatal, ni habla del costo que supondría el plantel. Esta será, sin duda, una tarea para solaz de los legisladores. El proyecto va en marcha.
El documento incluye la creación de un fideicomiso de entre 350 y 400 millones procedentes de fondos propios y de dinero fiscal para apoyar la recuperación de la paz pública y en el que participarán colegios y asociaciones civiles que darán fe del buen manejo de los recursos, lo que da un nuevo enfoque a la estrategia de seguridad a la vez que ciudadaniza la lucha por ella.
La seguridad pública estatal es un pilar del gobierno de Mara Lezama, quizá el mayor, pues los avances que se logren en otros ámbitos deslucirán si no se frena la violencia que vive Quintana Roo, con su cauda diaria de muertes. La percepción popular se ancla en la violencia en que vive, no en los esfuerzos que se hagan para evitarla. Facta non verba, decían los latinos.
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