A Tiro de Piedra
Por Julian Santiesteban
De 20 Congresos locales que el partido Morena alcanzó hasta el 2019, mantiene el control tan sólo en 12 de ellos por confrontaciones internas, pero además, la agenda temática de la izquierda tradicional ha quedado relegada a la atención de temas de coyuntura que en nada abonan a la consolidación de la llamada Cuarta Transformación Republicana. Quintana Roo se encuentra entre esas entidades.
En las elecciones de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador alcanzó la presidencia de la República, Morena obtuvo 19 de 26 Congresos que renovaron legisladores locales, y, un año después que hubo elecciones legislativas para entidades como Coahuila y Quintana Roo, se agenció una mayoría más –la quintanarroense-, teniendo así mayoría en Baja California, Ciudad de México, Colima, Chiapas, Durango, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
Sin embargo, a inicios del presente año diversos medios de comunicación destacaron que el partido del presidente perdió control de ocho Congresos quedándole tan sólo doce de ellos, sea por confrontaciones internas o rotaciones propias de la vida legislativa, a lo cual se suma Quintana Roo, no sólo por las diferencias entre los nueve legisladores “morenos”, sino porque ese partido concluyó este jueves 03 de septiembre, el año que le correspondía en la presidencia de la Junta de Gobierno y Coordinación Política de la XVI Legislatura del estado; entonces le quedan 11.
Ahora bien, la rotación legislativa no debiera ser motivo suficiente para perder el control, si los legisladores que integraron la coalición “Juntos Haremos Historia” mantuvieran la cohesión, pero baste Quintana Roo para destacar que las rupturas internas y ambiciones por controlar el poder y las arcas legislativas imposibilitan impulsar reformas profundas y ni siquiera alcanzan mayoría simple, aun cuando el virtual presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo) local, Gustavo Miranda García, ha dicho que el Partido Verde Ecologista (PVE), del Trabajo (PT) y Morena se mantienen unidos.
Luego entonces, si se sigue acentuando el desgajamiento en Morena, seguirán perdiendo al ganar, y la oposición ganará ante las pérdidas de los que fueron la esperanza de la 4T en el estado. Más aún, en la víspera del proceso electoral 2021, habría que preguntarse para qué quiere Morena ganar –no se engañe el lector, el escribiente no pierde de vista el acceso a la riqueza fácil-, sobre todo si se quiere hacer efectivo aquello de que “por el bien de todos, primero los pobres.”
En 2021 habrá en disputa 15 gubernaturas, más de mil 900 alcaldías, 30 Congresos locales…¿están seguros los “morenos” y sus aliados que ya aprendieron la lección y que, a dos años de lograda la presidencia, ahora sí trabajarán por los 30 millones que les dieron el sufragio en 2018? Porque si no fuera el caso, las encuestas que auguran que perderán el control de la Cámara de Diputados federal y las legislaturas estatales, estaría en concordancia con su poca efectividad para utilizar en beneficio social el voto ciudadano, pero sobre todo, serán el reflejo de esa poca efectividad. Cuidado, de nuevo ronda en el ambiente la frase de la canción “Señor Cobranza”: “Tienen el poder y lo van a perder…”
COMENTARIO MORBOSO
A propósito de rupturas, aciertos y desaciertos, si algo positivo puede destacarse en lo que va de la XVI Legislatura quintanarroense, se cuenta la conformación de los órganos administrativos del Congreso, que más allá de los vaivenes iniciales, lograron dar rumbo y estabilidad a un Poder del Estado que se mostró inexperto en la alternancia y propenso a involucrarse en las disputas políticas propias de las fracciones parlamentarias.
Así como es incorrecto señalar que ser joven es sinónimo de inexperto, tampoco es correcto asegurar que todo lo nuevo es mejor, y esas valoraciones deberá hacerlas el futuro presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Gustavo Miranda García; particularmente porque durante décadas el discurso político ha estado “aderezado” de frases que apuntan a la profesionalización del personal, el reconocimiento al mérito y mantener a quienes dan muestras de desempeño profesional. Es el momento de comprobarlo. Si se acusa de irregularidades, que sea con pruebas en la mano, pero sobre todo realizando las denuncias respectivas. Esgrimir faltas solo para aplicar el “quítate para ponerme”, perpetuará las prácticas de siempre y quedarán exhibidos como más de lo mismo. Estaremos atentos para ver si se nota la diferencia; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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