DIANA ALVARADO 23 FEBRERO 2022.- Por los pasillos de Palacio Nacional camina y reflexiona; “para mí es un honor vivir aquí porque es la historia”, comentó el presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras recorría el piso de duela del salón de recepciones del inmueble histórico, rodeado de reporteros, fotógrafos y camarógrafos.
A tres años de haber tomado posesión como Presidente de la República, el tabasqueño invitó a un grupo de reporteros y representantes de redes sociales a conocer el área que intervino para adaptar salas de trabajo, donde hasta el 2018 operaba el Estado Mayor Presidencial.
Se trataría de explicar en dónde labora todos los días, concertar encuentros privados con funcionarios, invitados y visitantes. Son las salas Daniel Cabrera y Los Olvidados, el sitio donde se reúne diariamente a las seis de la mañana con su gabinete de seguridad y el área donde cada lunes encabeza el análisis de la situación de salud en el país.
Ahí se le preguntó en torno a qué hecho le atribuía un peso mayor, -por su grado de afectación personal- durante su mandato: “a la explosión en el gasoducto en Tlahuelilpan, sin duda”, respondió.
Algunos representantes de medios en la red, ávidos de preguntarle por todo, le cuestionaron en torno a la declaración del presidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar, quien acusó -hasta ahora- que Felipe Calderón lo presionó para no tomar determinaciones en contra Margarita Zavala y su familia por el caso de la guardería ABC. El titular del ejecutivo federal reprochó que antes se tomaban esa atribuciones para acallar voces discordantes.
Así, animado, decidió que mostraría en el recorrido el área presidencial, que se integra por el comedor, un salón de descanso -habilitado por Plutarco Elías Calles-, el despacho presidencial, donde a solicitud de fotógrafos y camarógrafos aceptó sentarse en el escritorio, y después de ahí enfilar en dirección de la antiguo elevador, el primero -junto al que se encuentra en el Hotel México- que llegó al país.
López Obrador caminó por los salones que se conectan y conforman el frente de Palacio: el Leona Vicario, el de la Primera Dama, el de Gobernadores, y el de Recepción. Al final de este último, en el primer balcón, cada año encabeza el grito de dolores.
Durante casi una hora el presidente se dedicó a responder las preguntas, explicar su interpretación de las pinturas en el inmueble y recordar los nombres de los personajes fotografiados , que hoy cuelgan en el edificio.
Así se enfiló por el corredor donde cuelgan los retratos de los presidentes de la República, desde Guadalupe Victoria, hasta Enrique Peña Nieto, con excepción de Antonio López de Santa Anna.
Mostró los detalles de los jarrones que llegaron junto con Maximiliano de Habsburgo, uno de ellos frente al retrato del Benemérito de las Américas, Benito Juárez de quien dijo “está enojado y serio”, refiriéndose a la ubicación de uno de las piezas.
De ese modo, el Presidente saldó la deuda de su compromiso por dar un recorrido en Palacio a quienes atiende diariamente sus ruedas de prensa y se despidió reiterando el honor que le significa vivir en el edificio histórico.
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