Un grupo de ex militantes del PRI anunciaron la creación de la Alianza Progresista, el martes 19 de diciembre con el objetivo de adherirse al proyecto de Claudia Sheinbaum; destacan en dicho grupo Eruviel Ávila, Jorge Carlos Ramírez Marín, Alejandro Murat, Nuvia Mayorga y Adriana Rubalcaba. Todos prominentes políticos del periodo de Enrique Peña Nieto.
Eruviel Ávila Villegas, ex senador y ex gobernador del Estado de México de 2011 a 2017, Jorge Carlos Ramírez Marín, ex senador, fue vice coordinador general de la campaña de Enrique Peña Nieto y luego vicecoordinador de Seguridad y Justicia. Alejandro Murat fue gobernador de Oaxaca de 2016 a 2022, también ex diputado federal, ex director de INFONAVIT durante la presidencia de Peña Nieto. Nuvia Mayorga actual senadora por el estado de Hidalgo, ex diputada federal y ex directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Adrián Ruvalcaba, exalcalde de Cuajimalpa y busco por el PRI la candidatura a la CDMX, aunque Alito Moreno lo apoyó inicialmente, a la designación de Taboada, Adrían renunció y acusó a Alito de haberlo utilizado y traicionado.
A cinco meses del 2 de junio las contradicciones por traiciones en el Frente Amplio Opositor brotan con singular espontaneidad, podría tratarse de la búsqueda de acomodo, o impunidad, o sobrevivencia política ante la debacle; lo cierto es que la aprobación por parte de Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador esta dada y claramente. Mientras que Claudia dice que “los priistas no le dan su apoyo por un puesto o cargo que obtengan tras su triunfo, sino que dejaron el PRI porque ya no se sentían representados”; López Obrador manifestó que; “todos los partidos políticos en el mundo hacen alianzas y que estas pueden ser buenas cuando se realizan por un objetivo superior” y; si son buenos o malos, si tienen mala fama o buena fama” es más una mención política de mujeres y hombres y no una percepción general, pues esa solo la hace “el creador”.
Lo anterior consolida la tendencia ascendente de Claudia en las encuestas y naturalmente el desfonde de la alianza PRI, PAN y PRD.
Estos acontecimientos pueden tener varias interpretaciones, lo que es natural, sin embargo es una realidad que vendrán más declinaciones de opositores a favor de incluirse en las simpatías del equipo de Sheinbaum –una nueva versión de “la cargada”– y lo que muchos hemos afirmado como la desaparición de los registros del PRD y el PRI como partidos políticos nacionales. Ante este fenómeno la consolidación de Morena entra en una variante inédita en su futuro inmediato, que pondrá a prueba a los liderazgos regionales de Morena y a la principal dirección que encabeza Claudia Sheinbaum para tomar definitivamente el control y liderazgo moral de la ruta de la Cuarta Transformación.
Quizá no considerábamos los por menores del camino a la segunda fase de la 4T y estos son los detalles de forma y fondo que se tendrán que asumir para evitar que Morena se convierta en un movimiento de tribus.
El triunfo, el carro completo y el éxito también vienen con defectos de armado que solo el tiempo ira descifrando. Tiempos inéditos del sistema político mexicano.
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