Julian Santiesteban
En la víspera de las elecciones de 2016 , en Quintana Roo, surgió un escándalo que, por cierto, nunca fue resuelto. Por aquellos días, hoteleros de la entidad denunciaron la “desaparición” de más de casi dos mil millones de pesos; ahora, también a semanas de elegir un nuevo gobierno estatal, los empresarios han alzado la voz por el mismo tema, pero lo lamentable es que, entre los señalados por la discrecional utilización de los recursos aparecen los mismos de aquellos años, ¿cómo esperar resultados diferentes si siempre se hace lo mismo? Diría Albert Einstein.
La protesta hotelera parece con fondo electoral, pero nada más alejado de ello, lo que pasa es que, por estos tiempos, ha comenzado a manejarse la posibilidad de desaparecer el Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo (CPTQR), apenas creado en 2018 y cuyo único titular ha sido Darío Flota Ocampo. Primero los empresarios de la zona norte exigen desde octubre de 2021 la destitución del aun funcionario, y en marzo de este 2022, los hoteleros del sur optaron por constituir un organismo de promoción propio y, aun estarían por anunciar la retención del pago de Impuesto Sobre Nómina, que es el recurso que se utiliza para la promoción.
En 2016, hoteleros del norte señalaron a la administración de Roberto Borge de utilizar discrecionalmente mil 950 millones de pesos que eran para promoción, ante ello se presentaron denuncias, y aun así, en la salida de quien le sucedió en la gubernatura, no se aclaró nunca dicha situación. En este 2022, la situación no es tan diferente, no hay claridad en la disposición de los recursos, pero además recuérdese que la administración de Carlos Joaquín González, destinó unos 700 millones de pesos por año para la promoción, desde que el gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, determinó desaparecer el órgano nacional de promoción, por cierto, argumentando también que los recursos federales eran utilizados opacamente y sin demostrar que la “promoción” realizada hubiera generado mejoría alguna en la actividad.
Luego entonces, aunque a nivel nacional se cambió el Consejo de Promoción Turística por el Consejo Diplomático de Promoción Turística, a cargo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) –cuyos resultados, por cierto, también se desconocen-, a nivel local se dispuso de una mayor cantidad de recursos, estrategia adecuada, pero tal vez lo que debió también hacerse es una mejor selección del titular, pues a Darío Flota Ocampo le ha alcanzado el escándalo no sólo por el tema de promoción, sino también por el impago a los atletas ganadores del Maratón de Tulum, evento en el que participaron miles de atletas y que ahora comienza a ser calificado como un fraude. Tal vez esa sea la peor de las consecuencias, la mala fama que ganan los eventos y que inhiben su periódica realización.
Ahora bien, si en 2016 y en 2022 las quejas sobre la utilización de recursos de promoción es la misma y esta es una actividad que no puede dejar de realizarse, la tarea para la novena administración estatal de Quintana Roo es, primero, coordinarse con los empresarios del ramo, tanto del norte como del sur, porque evidentemente la administración del CPTQR actual no genera ya confianza y, segundo, la selección del nuevo responsable del organismo de promoción deberá realizarse con sumo cuidado, pues no se trata de “dejar contentos” a los que aportan los recursos, sino que debe garantizarse que lo realizado sea en beneficio de todo el estado, pues no puede olvidarse que, Quintana Roo sigue siendo el principal destino turístico de Latinoamérica.
COMENTARIO MORBOSO
Reinventarse sobre la marcha, será siempre mejor que caminar inexorablemente a la derrota. Esto deben tomar en cuenta algunos candidatos y candidatas que compiten por la gubernatura en Quintana Roo, sobre todo porque, quedando tan sólo 20 días de campaña, parece que sus proyectos siguen inconexos con los ciudadanos, pero además, lejos de ayudarlos, les han generado incluso problemas legales.
En concreto, de acuerdo con las determinaciones de las autoridades electorales locales, la intención de la aspirante del “Panredismo”, Laura Fernández Piña, de denunciar violencia política por parte de Jorge Emilio González Martínez, con un audio obtenido de manera ilegal, lejos de beneficiarla, la tiene ahora al borde de enfrentar un nuevo proceso, pues ahora deberá explicar la manera en que obtuvo la grabación en cuestión; además, grabó promocionales donde acusa a su contrincante, Mara Lezama Espinosa, de ser partícipe en la destrucción de su propaganda…y de nuevo, la autoridad le señala que es irregular el proceder. De plano, la candidata de los azules, o cambia de asesores, o cambia de estrategia, porque parece que su equipo trabaja más en favor de sus competidores.
De los demás, pues poco. José Luis Pech quiere sumar a su causa a Roberto Palazuelos Badeu, pero este apenas está ha hecho las paces con Dante Delgado, quiere ser senador, pero no se decide a levantarle la mano al candidato que lo “desbarrancó”, eso sí, fustiga con todo a la aspirante Fernández Piña, pero sabedor del poder estatal, tampoco se atreve a ir en contra de la 4T, empresario al fin. Leslie Hendricks ha hecho campaña positiva, y para nadie es un secreto que, algunos de sus cercanos y ella misma, ya se ven en el gabinete estatal próximo. De plano, para el olvido, el rol del candidato de Movimiento Auténtico Social (MAS), Nivardo Mena Villanueva; sin embargo, competir sin ganas o capacidad, parece, lo salvará de sus cuentas pendientes y meterá al equipo de Cecilia Loría Marín a un proceso de negociación directa con el futuro gobierno. Quedan 20 días de campaña, y así terminarán; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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