Quintana Roo y la lectura /
El Minotauro /
Por Nicolás Durán de la Sierra /
El pasado martes se conmemoró el Día Internacional del Libro, fiesta nacida en Catalunya en 1923 en la que, dice la tradición, el varón debe regalar un libro a la dama y esta, a cambio, debe darle una rosa; de allí la festividad se extendió a todo el orbe bajo las siglas de las Naciones Unidas. En Quintana Roo, si bien con modestia, la conmemoración no pasó desapercibida.
En algunas escuelas, en periódicos y en esta estación de radio se comentó la efeméride y se destacó el valor de la lectura para el ser humano y, claro, para los pueblos. Pero ¿cuánto se lee en el Estado? Los datos oficiales lo ubican en un tercer lugar nacional, pero esto no es gratificante si se considera que el país está entre las naciones en que menos se lee en el mundo.
Las estadísticas, dentro o fuera del país, no resultan amables con nosotros, más allá de yerros y hasta de lo aleves que pudieran ser las cifras. Tales conteos siempre me han parecido veletas. Válgaseme esta vez que hable en primera voz pues tengo la ventura, entre otras, de hacer libros, es decir de atender a la gente que lee. Y digo que sí leemos, y mucho.
El Quintana Roo literario es fuerte y no lo podría ser si no tuviera lectores. He tenido el honor de editar a más de 50 escritores, entre cuentistas, ensayistas y poetas y ellos dan fe de la afirmación, junto con los miles de libros y plaquettes que circulan con la Gaceta del Pensamiento y que se agotan apenas salen de la imprenta de Hugo Trejo, que se ha especializado en Chetumal en tales menesteres.
En el Estado se genera el Premio Internacional de Poesía Caribe-Isla Mujeres, que es la cara cultural de México en las Antillas, además de disponer de más de medio centenar de librerías y bibliotecas y centros de difusión cultural en toda nuestra geografía, tanto de corte privado como La Casa del Árbol como oficial con las universidades de Quintana Roo y del Caribe.
Así pues, uno mi voz a la de la destacada académica Lorena Careaga, de la Universidad de Quintana Roo, quien en cierta ocasión afirmara que en el Estado hay muchos más lectores de lo que dicen las estadísticas. Y repito: en Quintana Roo sí leemos, y mucho.
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