Seguridad, la contradicción discursiva/
Por Julian Santiesteban
La inseguridad de México, como todos sus problemas, no se resolverá a golpe de conferencias mañaneras, alguien debiera informarle al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; pues aunque en su encuentro con medios de comunicación nacionales el viernes pasado, reconoció que en Cancún no se ha reducido la criminalidad, por determinación presidencial, desde diciembre de 2018, el setenta por ciento de los elementos de las corporaciones de seguridad federal abandonaron Quintana Roo.
Lo de menos es la contradicción discursiva del presidente, a eso ya debiéramos habernos acostumbrado, pues lo que promete un día lo olvida al siguiente y cuando alguien lo confronta asegura ser víctima de ataques de sus adversarios políticos o de la “prensa fifí”, pero a lo que no podemos resignarnos es a vivir con los “daños colaterales” del crimen organizado: las diarias ejecuciones, las extorsiones a empresarios, los secuestros, delitos por cierto, fundamentalmente del orden federal.
Apenas en 2018, el gobierno de Quintana Roo invirtió unos 800 millones de pesos para construir en Cancún la llamada “ciudad militar” que albergó a los mil 200 elementos castrenses que llegaron en octubre de ese año a fortalecer las tareas de combate a la criminalidad; ciertamente, las acciones se realizaron en la recta final del sexenio de Enrique Peña Nieto, pero ocurrieron por necesidad, no por alguna “graciosa ocurrencia.”
De hecho, el actual presidente de la República, apenas el 6 de febrero pasado, contempló a los municipios de Benito Juárez y Puerto Morelos dentro de las 17 regiones más violentas del país, en las que las tareas de combate a la criminalidad se fortalecerían; pero contradictoriamente, mientras el rimbombante anuncio lo hizo en una de sus conferencias mañaneras asegurando que se enviarían a esos sitios diez mil militares, a Quintana Roo no sólo no llegaron, sino que se fueron los que estaban; dando al traste con la millonaria inversión realizada y dejando al garete a la población que padece el azote de la criminalidad.
El viernes pasado que el presidente reconoció que no ha disminuido la incidencia delictiva en Cancún, dijo estar seguro que, con la Guardia Nacional, los índices sí mejorarán; sólo falta ver si ello ocurrirá sólo en el discurso mañanero o con acciones concretas, una de las cuales deberá ser, para comenzar, regresar a los elementos federales al norte quintanarroense, porque a “golpe de declaraciones” difícilmente ocurrirá.
¿Qué ocurrirá mientras tanto? Pues que el gobierno local deberá hacer frente a los criminales con los elementos de que se disponga, recordando además que para 2019 seis municipios de la entidad no fueron contemplados para recibir recursos del Fortaseg. El escribiente insiste, lo de menos es la contradicción en el discurso, lo lamentable es que no sólo no haya mejoría, sino que se acentúa el abandono.
Por lo pronto, el titular de Seguridad estatal, Alberto Capella Ibarra, aseguró que sostendrá reuniones con el Sistema Nacional de Seguridad para atender la problemática de seguridad en la zona norte, pero lo cierto es que la Cuarta Transformación Republicana está alargando demasiado la curva de aprendizaje, agravando aún más los problemas que se comprometieron a resolver.
COMENTARIO MORBOSO
Y a propósito de inconformidades con el gobierno federal, el sector turístico nacional ha reaccionado duramente ante el lamentable desempeño de Miguel Torruco Marqués al frente de la Secretaría de Turismo, esa que, se supone, en menos de tres meses deberá comenzar a operar en Chetumal, la capital de Quintana Roo.
La “gota que derramó el vaso” fue el lastimero papel que México desempeño en la Feria Internacional de Berlín, la más importante reunión del sector turístico del mundo y en donde el stand nacional, que en ediciones anteriores ha ganado incluso reconocimientos internacionales por su extensión y creatividad, en la edición 2019 por poco nada se realiza, a grado tal que las quejas de los turisteros se alzaron para señalar que países como Haití y Honduras tuvieron pabellones mejor presentados.
Ante el evidente fracaso, Torruco Marqués se comprometió a instrumentar mecanismos de promoción a pesar de que prácticamente desapareció el Consejo de Promoción Turística de México. Habrá que ver si en realidad algo se hace, o se echa mano, de nuevo, del discurso victimizador, total aquello de que sus propios yerros representan un “compló” externo ya se lo tienen bien ensayado; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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