Por Nicolás Durán de la Sierra
Ante el inminente impacto del huracán Beryl al Estado en las próximas horas, resulta sorprendente la rápida y eficaz respuesta oficial a la llegada del meteoro. A la atinada movilización de recursos estatales se suman los haberes y el contingente federal no solo con efectivos militares, sino también con personal médico del IMSS desplegado en toda la Península de Yucatán.
Hasta donde recuerdo, nunca antes se había dado toda esta red de previsiones ante un fenómeno atmosférico; luego del impacto de un huracán sí que la ayuda había fluido, pero no antes y en este volumen. “No los vamos a dejar solos” dijo el presidente López Obrador en pasada conferencia matinal al referirse a Chetumal y los hechos vaya que lo demuestran.
La referencia del presidente a la capital del Estado no es gratuita, pues esta ciudad de casi 200 mil habitantes, se recupera apenas de los daños dejados por las lluvias de hace unas semanas. Su ubicación frene al mar y a la desembocadura del Río Hondo, entre otros factores, la hacen frágil ante los huracanes sobre todo si vienen con mucha agua, como es el caso de Beryl.
En la zona centro-sur de Quintana Roo, donde se prevé la llegada del ojo del ciclón, si no cambia su ruta en las próximas horas, todo esfuerzo por salvaguardar vidas y bienes es útil, sobre todo en las zonas costeras y ello lo sabe bien el aparato oficial. De manera inusitada, hasta los alcaldes están resultando eficientes, aunque, claro, desde una coordinación superior.
La estrategia de comunicación de la gobernadora Mara Lezama, periodista ella, ha sido crucial para incluir a la comunidad en las tareas de prevención del huracán, lo que redunda ya en la que, se dijo, es una repuesta por demás eficiente a la contingencia. De que va a haber daños por el meteoro, es probable, pero serán mucho menores que en otras ocasiones.
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