A Tiro de Piedra /
Por Julian Santiesteban /
Sí, el 02 de junio se elegirán a los nuevos diputados de Quintana Roo, pero la renovación no es importante por sí misma, sino las acciones posteriores, y eso parecieran estarlo perdiendo de vista algunos candidatos que están dejando en la campaña todo el esfuerzo de que son capaces, prometiendo “el oro y el moro” en aras de lograr el triunfo, pero que –como siempre-, difícilmente podrán cumplir, lo que en términos llanos constituye un engaño al elector.
Becas, servicios públicos, “dignificación” de ciudades, contratación de policías, compra de equipo para seguridad, tren maya, zona libre para Chetumal, son todas acciones que no corresponden a un legislador local, pero los abanderados al ser cuestionados al respecto utilizan frases fatuas como “pero el legislador no sólo hace leyes, también gestiona en favor de sus representados”; pues sí, pero los gestores fundamentales son –o debieran ser- los integrantes de los gobiernos; por eso el Ejecutivo ejecuta las acciones (permítase lo repetitivo); el Legislativo tiene como ámbito de acción la elaboración o modificación de normas y el Judicial ve lo relativo a la justicia. Todo traslape de acción y atribución es en sí mismo una deformación de la administración pública nacional y local.
Con lo anterior como contexto, lo fundamental no es lo que prometen, sino lo que pueden cumplir, y en función de eso vale la pena también destacar la enorme coincidencia en las propuestas de los abanderados –con algunas excepciones de candidatos oficiales y en lo que se refiere al sur de la entidad-, que identifican como principales demandas ciudadanas la atención a la inseguridad, la urgente necesidad de mejorar los servicios básicos, y anular o modificar de fondo normativas como la Ley de Movilidad y la reforma constitucional que posibilitó los nombramientos en cargos de seguridad a profesionistas no quintanarroenses.
Ciertamente, existen otras demandas como la reactivación económica y con ello la calidad de vida de los habitantes quintanarroenses, solicitudes que no son nuevas y por eso el malestar manifestado en las urnas en 2016 parece haberse acentuado con una perspectiva negativa para quienes utilizaron esas demandas para obtener el sufragio. El ejercicio de gobernar desgasta, pero parece que el elector no está ya dispuesto a tolerar curvas de aprendizaje y su tolerancia es cada vez menor, por ello la inercia de los comicios de 2018 aun es posible, aun y cuando las elecciones intermedias suelen caracterizarse por la poca participación y por generar triunfos en quienes tienen “electores cautivos” o “estructuras.”
Por todo lo descrito, el ciudadano debe preocuparse por la participación el 02 de junio, pero también debe hacerlo por lo que ocurrirá a partir del 03 de septiembre, fecha en que la XVI Legislatura entrará en funciones; si determina la renovación completa de las diputaciones –que es hacia donde se dirige la tendencia- deberá ser vigilante de que los nuevos diputados retomen las propuestas de campaña y no se ciñan a las demandas del poder y los intereses grupales, pues eso solo ahondará la brecha entre la propuesta y la realidad, pero también entre los políticos y los ciudadanos…como si no hubiera ya suficiente distancia.
COMENTARIO MORBOSO
Flor Tapia Pastrana, activista social de Quintana Roo, ha luchado por casi una década para que la entidad cuente con una Ley de Protección Animal. Igual encabeza campañas de esterilización que atiende casos de maltrato en el sur de la entidad. Tal vez se trate de una rara avis que encuentra en el bienestar de las especies la satisfacción de la tarea realizada, antes que el intento de vivir del presupuesto público, como tanto “ambientalista” o “filántropo” de escritorio que existen a últimos años.
Hoy, la Península de Yucatán amaneció con la lamentable noticia de que, en Campeche, unos 40 perros de la calle fueron envenenados en total impunidad, lo que hizo recordar la defensa que Flor encabezó para rescatar a una perrita en Chetumal que fue multitudinariamente violada por alcohólicos –y enfermos a grado de idiotez- que quedaron sin siquiera un regaño de la autoridad porque no se cuenta hasta ahora con una norma vigente que proteja a esas especies sin voz, aun cuando instancias como la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Quintana Roo cuenta con presupuesto específico para campañas de protección a esa fauna.
En colaboraciones anteriores el escribiente reveló que el Colegio de Veterinarios de Quintana Roo pretende apropiarse de los esfuerzos que realizan activistas como Flor Tapia Pastrana, con el objetivo principal –faltaba más- de acceder al presupuesto señalado. Qué bueno sería que la XV Legislatura avanzara en la aprobación de la norma hasta ahora abandonada y que las instancias estatales encontraran realmente aliados y no simuladores hambrientos de presupuesto, eso ayudaría a tener menos noticias como la tragedia en Campeche, y a no dejar en el olvido aberrantes abusos como los cometidos en la capital quintanarroense en contra de animales inocentes; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.
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