DIANA ALVARADO 23 DICIEMBRE 2020.- La precampaña para la elección más grande en la historia de México arrancó este miércoles a las 00:01 horas y el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, advierte que a partir de hoy todos los servidores públicos del país, desde gobernadores, senadores y diputados hasta alcaldes, tendrán que cuidar lo que dicen, limitar sus críticas de índole partidista y no incurrir en proselitismo.
Es un exhorto en el que incluye al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
“Confío en la vocación democrática del presidente López Obrador y confío en que va a respetar las reglas del juego que, en buena medida, son el resultado de sus propias demandas de cuando era un líder importantísimo de la oposición”, dijo en entrevista, en la que descarta que el INE esté en ruta de colisión con el Ejecutivo.
“Yo espero que no”, sostiene sobre un potencial choque con el presidente. “Porque el INE es el árbitro de la contienda, no un actor político. El presidente sí es un actor político de primer nivel y entiendo que el presidente en ese sentido haga política.
Pero el INE no hace política, aplica la ley, aplica la Constitución”. Y en ese sentido, advierte que desde las primeras horas de este miércoles, debe pesar para todos los servidores públicos del país la prohibición que impone el Artículo 134 de la Constitución, que en su contenido establece: los servidores públicos tendrán la obligación de aplicar con imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos.
Ignorarlo, considera, puede ser catalogado como una violación a la recién reformada Ley General de Delitos Electorales, en la que se establece que incumplir el principio de imparcialidad es un delito grave, posiblemente penado por cárcel.
“Hoy comienza la contienda interna, entonces ya estamos en un momento en el que todos como funcionarios estamos obligados, en todos los niveles, a cumplir el mandato constitucional y a cuidar la democracia con base en un ejercicio serio, responsable y apegado a lo que está en la Constitución“, abunda.
Al respecto, deja en claro que tiene confianza en que el presidente respetará la Constitución y será imparcial en la contienda, a diferencia de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes fueron encontrados en su momento como responsables por el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de haber incumplido con su mandato constitucional al interferir de una u otra forma en los comicios.
“La lógica que prevalece en nuestras elecciones puede gustar o no, pero esas son las reglas que están vigentes. Esas son las reglas que se pidieron y se pusieron en la Constitución desde 2007. Las críticas y la defensa de las acusaciones públicas durante las campañas electorales le corresponden a los partidos y a las y los candidatos”, recalca.
¿Y a un servidor público?
“No, ni puede hacerlo porque se lo prohíbe la Constitución a los servidores públicos, desde la máxima magistratura del país, la Presidencia de la República hasta los funcionarios municipales.
Esas son las reglas”. Arrancan las precampañas con uno de los marcos legales más estrictos en materia electoral, tras las reformas que consideran como graves los delitos electorales. Sin lugar a dudas.
No es la primera vez que ocurre, porque esa reforma ocurrió en 2019 e incluso la propia Constitución aplicó en las elecciones de 2019, pero es la primera vez que va a ocurrir en una elección Federal y es la primera vez que estas normas van a tener vigencia en todo el país, porque las elecciones de diputados cubren el mapa nacional e involucran a todas las entidades, a todos los distritos, a todas las secciones electorales.
¿Cree que la clase política mexicana tenga claro que el marco normativo que regirá estas elecciones es durísimo?
Te contesto con una máxima jurídica que viene desde el derecho romano: la ignorancia de la ley, no exime de su cumplimiento y por lo tanto no exime tampoco de la aplicación de las sanciones.
¿La violación al artículo 134 constitucional se considera delito grave?
Sí y otras conductas tipificadas en la propia ley General en Materia de Delitos Electorales, por ejemplo, el uso de recursos públicos para incidir en el voto y la participación indebida de los servidores públicos incumpliendo el principio de imparcialidad.
Son delitos graves. Estamos frente a un marco normativo mucho más exigente de lo que había ocurrido en otros procesos electorales. Es importante que se tenga presente.
Por otro lado, Córdova Vianello incluso anticipa que muy probablemente habrá quienes no reconozcan los resultados de las elecciones, por lo que apunta al trabajo que se ha realizado en el instituto para generar equilibrio y condiciones equitativas con miras a desactivar de manera preventiva los reclamos, o al menos disminuir al mínimo acusaciones que surjan después de los comicios.
Éstas condiciones, explica, se basan en tres acuerdos fundamentales:
Primero, impedir el uso de recursos públicos para beneficio de alguna fuerza política mediante la prohibición de la creación de programas sociales ex facto, en cualquier fecha posterior al 31 de diciembre.
Segundo, obligar el respeto irrestricto al artículo 134 constitucional, que sujeta a los servidores públicos a ser imparciales.
Y, tercero, reglas que limitarán la forma en la que podrán aprovecharse del cargo público quienes busquen ser reelectos.
Es de esperarse que en una elección tan grande, habrá un gran cúmulo de pasiones.
Y también es esperarse que el árbitro no va a quedar bien con nadie. Esa es parte de la función del árbitro. Siempre me gusta citar a Eduardo Galeano, ensayista uruguayo, que tiene un librito sobre el fútbol.
Hay un capítulo dedicado del árbitro y me parece que tiene una frase que ilustra muy bien y que me gusta a mí citar como árbitro en las elecciones: el árbitro de fútbol está condenado a quedar mal con todos.
Con quién gana porque siempre va a decir que ganó a pesar del árbitro y con quién pierde, porque por supuesto va a decir que perdió por culpa del árbitro.
Ya hemos visto que la aceptabilidad de la derrota no es todavía una parte de la cultura política mexicana.
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